miércoles, 29 de junio de 2016

UN DIA DE PASEO, EN JOSÉ IGNACIO, EN EL PUENTE REDONDO Y EN PUEBLO GARZÓN

17 de junio. Eran las nueve de la mañana, en la Casa de la Cultura de Pueblo Gregorio Aznárez estaba Borges y Gladis, después llegaron Mabel, Delia, “Chola”, “El Nito” Fracchia, Blanca Lila y “Queque”, Teresa y Román, Olga
Brioso, María y  otros integrantes de club de adultos Mayores Unión y Alegría. El ómnibus llegó con  los pasajeros de  Solís  Grande y Cerros Azules, Blanca, Nibia, Teresa, Elsa…  la mayoría de ellos miembros de “Primavera en Otoño”,  por el camino Violeta, Margarita, Prato… el grupo se completó en Balneario Solís y Bella Vista, en total  unos cuarenta pasajeros.
Seguimos viaje,  el coche retomó la ruta doble vía hacia el este, a la altura de Estación Las Flores. La guía de turismo Florencia Plada dio la bienvenida y preguntó si querían escuchar música durante el viaje. ¿Cómo le explico  el clima de fiesta en aquel ómnibus? Rubén Borges lanzó una broma  a Nito  “vas a salir en primera plana,”  y sí, esta cronista -invitada por la coordinadora de la actividad Luz María Espinosa- no se perdió la oportunidad: viajó acompañada del galán del grupo.
Este paseo fue propuesto por la Dirección General de Turismo en coordinación con la Dirección de Políticas Diferenciales y el Municipio de Solís Grande.
La guía comenzó con la descripción del tour antes de pasar el puente de La Barra,  en la mañana llegamos hasta la playa brava de José Ignacio, allí hubo un tiempo para  bajar del ómnibus, hacer algunas fotos, mirar artesanías… También  fue el punto de encuentro con otro grupo de turismos social integrado por los usuarios del hogar diurno de Barrio Odizzio.
El compañero de viaje recordó  cuando  iba a pescar a José Ignacio, con sus sobrinos y sus hermanos. Aunque “está todo cambiando” reconoció algunos lugares donde acampó,  “dejábamos las cosas y nos íbamos lejos, por la playa.” No conocía el  “puente redondo”, sobre la Laguna de Garzón, que fue inaugurado en 2015, con su particular diseño une Maldonado con Rocha, a través de la ruta 10.  
Entre paisajes rurales, por  el camino Sainz Martínez, con anécdotas de tiempo en que tocaba acordeón con su hermano Fermín, llegamos a Pueblo Garzón.
 Fermín Frachia:  “él sabía los tonos, tenía mucha menoría y nos marcaba cómo debíamos tocar, teníamos un grupo con uno de mis sobrinos”. Iban a los casamientos, cumpleaños, fiestas en las que no se reunían más de cincuenta personas y “siempre convidaban con alguna cosita”. Entonces había que cuidar que los músicos que llevaban invitados no tomaran de más y terminaran cantando siempre los mismos como disco rayado.
Almorzamos en el Club Recreativo Social Garzón, un salón grande, con mesas dispuestas para rondas de  almuerzo compartido, artesanas con productos locales, un rincón de folletos y fotos turísticas de aquel pueblito prolijo. Después se armó bailongo, y después a recorrer la plaza, la iglesia, el restaurante creado por el chef argentino Francis Mallmann.
No pudimos llegar hasta la estación y pasamos por enfrente a al  emprendimiento agro industrial AGROLAND. El tour terminó en el Parque de Esculturas de Pablo Atchugarry. El pueblo de Garzón fue fundado en 1892 por el Sr. Fermín de León, tocayo del hermano del compañero de viaje ¡qué casualidad!

En el ómnibus continuó el clima festivo, Florencia  les deseó que el 19 de junio tuvieran un feliz día de los abuelos, la aplaudieron y la invitaron a cantar… La excursión nos trajo de nuevo a Solís Grande, con la promesa de que se repita.

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